Según las palabras de Kanefusa Fujiwara XXV, forjador de sables japoneses de Gifu: “El Tanren o forjar un sable, es el espíritu japonés. Cuando se llega a un estado de inocencia total, nacen los sables más hermosos”. El Tanren (forjar un sable), se refiere a una técnica tradicional usada para remover las impurezas golpeando los bloques de acero caliente para crear fuertes y afilados sables. En el periodo Kamakura, un maestro forjador de la región de Kyushu, Motoshige Tosho, trajo por primera vez el sable japonés a la ciudad de Seki. Kanamoto Magoroku, segunda generación de forjadores, ideó la técnica “Relleno en las cuatro direcciones”, que consistía en doblar constantemente el material al momento de golpearlo. En la época de las guerras feudales, los sables tuvieron gran acogida entre los generales, por su resistencia y su efectividad para cortar, aunque después de haber transcurrido el periodo de guerra, se ha continuado con el arte de forjar los sables por espacio de más de 800 años, continuando de generación en generación en la ciudad de Seki. Según el maestro Fujiwara: “Las condiciones son ideales para la elaboración de sables en la ciudad de Seki. Se cuenta con arcilla de alta calidad, carbón de pino y las aguas cristalinas del río Nagara”. Le preguntamos al maestro forjador: ¿Qué es necesario para poder de cierta manera “enfrentarse” de forma “inocente” a un bloque de acero?, a lo que respondió inmediatamente: “El fuego me enseña todo, los sonidos y colores del fuego me dicen todo, no solo la condición del acero. El fuego es mi maestro. Vivir con las flamas, me hace sentir la presencia de mis ancestros y el espíritu de los forjadores de sables ancestrales. Las técnicas que ellos han creado, y que han pasado de generación en generación aparecen frente a mí a través de las flamas”.
Cuando agudiza los sentidos, al honrar a los ancestros, cuando alcanza la total inocencia al golpear el material, luego al momento de untar con arcilla el sable, y también al momento de enfriar el sable después de haber dibujado el Hamon, el maestro imagina la grandeza de la naturaleza de Gifu: “El arte de forjar sables se arraigó a ésta tierra gracias a las montañas de Seki y a las aguas cristalinas del río Nagara. El fundamento de mi espíritu es la naturaleza”.
¿Cuál es la condición para elaborar un buen sable?, el maestro Fujiwara responde: “Un sable elaborado con todo el corazón”. Entonces le preguntamos: ¿cuánto se tarda para hacer un buen sable?, a lo que nos responde: “No lo sé, solo tengo 40 años en este oficio”. La palabra “solo”, nos causó un fuerte impacto. El Tanren no es un simple proceso de golpear el material para hacerlo más resistente, sino un largo proceso de pulir el espíritu en honor a la naturaleza y a los antepasados.
Cuando agudiza los sentidos, al honrar a los ancestros, cuando alcanza la total inocencia al golpear el material, luego al momento de untar con arcilla el sable, y también al momento de enfriar el sable después de haber dibujado el Hamon, el maestro imagina la grandeza de la naturaleza de Gifu: “El arte de forjar sables se arraigó a ésta tierra gracias a las montañas de Seki y a las aguas cristalinas del río Nagara. El fundamento de mi espíritu es la naturaleza”.
¿Cuál es la condición para elaborar un buen sable?, el maestro Fujiwara responde: “Un sable elaborado con todo el corazón”. Entonces le preguntamos: ¿cuánto se tarda para hacer un buen sable?, a lo que nos responde: “No lo sé, solo tengo 40 años en este oficio”. La palabra “solo”, nos causó un fuerte impacto. El Tanren no es un simple proceso de golpear el material para hacerlo más resistente, sino un largo proceso de pulir el espíritu en honor a la naturaleza y a los antepasados.